HÉCATE

HÉCATE
HÉCATE ...... antigua Diosa Madre que quedó relegada a los aspectos oscuros, subterráneos; Diosa de lo oculto, de la sombra, de las encrucijadas, del nacimiento y de la muerte, del renacimiento y de la transformación,... Sabia e intuitiva, la persona conecta con ella en aquel momento de su vida en el que se siente incompleta pues ha obviado su sombra, en pos de tener una apariencia y forma de ser socialmente aceptable, pues es lo que se espera de ella,.. lo cual la convierte en una especie de fantasma, ya que está físicamente y mentalmente presente, pero emocional y espiritualmente vacía.... ausente, en ciertos casos siempre rebelándose sin tregua ( lo que también es una forma constante de tener fijación por las reglas establecidas), sin saber verdaderamente quién es, le ocurre por haber renegado de esa parte tan necesaria, que debemos de complementar con nuestra luz. La mujer busca su Naturaleza Salvaje de manera instintiva en algún momento de su existencia, se busca a sí misma,.. y en muchas ocasiones, se encuentra. Y es allí donde aparece el arquetipo de Hécate, que la guía mostrándole el camino a seguir, no exento de recovecos a superar,... para finalmente hallarse.

domingo, 21 de noviembre de 2010

DEMÉTER


DEMÉTER: Diosa de las Cosechas, nutridora de la Tierra, venerada por sus habitantes, considerados todos como sus hijas e hijos. A
pesar de tener tanto poder, se le consideró una deidad vulnerable,.. primero fue violada y después le arrebataron a su hija adolescente, Perséfone. Furiosa por esto último, dejo a la agricultura sumida en profundos periodos improductivos y heladas climatológicas, impidiendo de esta manera que se consiguiese ningún tipo de alimento para la subsistencia de los humanos. Algo que finalizó cuando Zeus, harto de las súplicas y plegarias de los mortales, medió para que su hija fuese devuelta a su lado por temporadas, y el periodo que no están juntas, Deméter cubre la tierra con un manto blanco invernal. Ella, sin embargo, está representada por la luna llena, simbolizando la plenitud, que es cuando la mujer alcanza el punto de madurez óptimo, y comienza a dar sus mejores frutos, que han sido sembrados y cosechados a los largo de sus experiencias.



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«La pérdida de una hija para la madre, o de la madre para la hija, es la tragedia femenina esencial» ....... Adrienne Rich

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CUENTO REPRODUCTIVO: "ALMACENANDO LA VIDA"

Cuando tuve la absoluta certeza de que mi hija desapareció de nuestra casa, de nuestras vidas supuso un latigazo en mi alma, la vida se cobró un sinsentido en mí, y yo presentí que mi existencia iba a estar tan vacía como lo estaba en este momento.

Mi amiga, que es una sanadora, me observaba cómplice desde su butaca. Yo sentí que en ella también se produjo cierto escalofrío que recorrió su cuerpo, debido a mi narración dirigida hacia,…bueno, no se muy bien hacia a que o a quien, lo que le produjo tal sensación corporal.

Estuve tumbada sobre la alfombra cálida y acogedora, junto a los diversos almohadones mullidos de diferentes coloridos, la inmensa y clarificadora luz de luna llena traspasaba el cristal del gran ventanal de la consulta, quedando resaltada por la tenue luz de un par de velas en la sala, el penetrante olor a incienso hindú de sándalo me embargaba y ayudaba a tratar de traspasarme a mi misma, en un gesto desesperado por no poder soportar más tiempo aquella situación de desamparo interno.

Mi hija, mi pequeña, nacida de mis entrañas, nutrida desde mi pecho, enseñada a vivir la vida con facilidades, sin apenas correr riesgos, protegiéndola de las adversidades, de las maldades ajenas, de sus maldades propias, siempre empeñada en hacerle la vida mucho más llevadera;.. y que ahora, me suceda esto,.. yo no me lo explico, necesito ayuda, me desespero, me hundo y no consigo salvarme.

Y en este desasosiego, contemplo muchas veces mi propia rabia, mi propia ira, mi agresividad desgarradora, herida en mi propio ser. He sido siempre una cuidadora, he procurado sentirme útil, darme totalmente a los demás, no se me puede reprochar el haber sido una buena madre, he sufrido mucho para llegar a serlo, sé que los demás lo tienen que valorar así, me entregué totalmente a la causa, y ahora…


- ¿Y ahora…? –preguntó la sanadora-.


Ahora tengo momentos en los que me sigo dando a los otros de esta manera, pues los miembros de mi familia están a expensas de mis cuidados, y en otras ocasiones, que son los que más se repiten últimamente, les hago un total caso omiso, pues siento que no me comprenden, además de que ni lo intentan, por lo que así es mi manera de hacerles ver mi disgusto por esto.


- ¿Por qué? ¿Qué significa “esto”?


Cuando una da su energía, su tiempo y sus sentimientos por alguien, lo hace con plena y absoluta satisfacción. La satisfacción de que, al menos, digo yo, tendría que ser compensada con cariño, comprensión y apoyo, sobre todo en estos durísimos momentos en los que estoy sufriendo tanto, tanto,… Y el resto de la gente sólo responde según su conveniencia. Es por ello que me rebelo y paso largas temporadas encerrándome en mi habitación, en mi mundo, esperando a que mi dulce niñita vuelva conmigo. Al resto de mi familia los tengo abandonados según qué días, no me ayudan en la superación de este mal trago, no merecen mi disposición para con ellos.


- Creo que debo decirte con todo cariño, pero desde una posición un tanto firme, que deberías ponderar el hecho de cuestionarte el ¿Por qué te das tanto, que esconde esta disciplina complaciente? ¿Qué es de lo que quieres llenarte esencialmente con todo ello? ¿Cuánto de verdadero y de ti misma hay en lo que proteges, cuidas, ayudas y nutres? ¿Por qué cuando alguien tan cercano te falta de esta manera, te apena tanto, te enfurece hasta tal extremo? ¿Por qué esto mismo lo resuelves dándote aún más o, en el caso contrario, retirándote vehemente del entorno, como si quisieras infligir castigo con ello? ¿Por qué de ésta actitud ambivalente?


Aunque te considere una amiga mía, tú no me comprendes en absoluto, no tienes la más mínima idea de cómo me siento, esas cuestiones que planteas y que me lanzas son sin ningún tipo de fundamento. Es, precisamente, mi herida interna la que me hace ser como soy y actuar de la manera que actúo,.. tanto si te gusta como si te disgusta. Yo he venido hasta aquí, hasta tu recóndita e ilocalizable casa del bosque, para ser sanada,.. y no para que me cuestiones ni para que me juzgues ni para que me censures.


- Yo en cambio, estoy aquí para darte luz a tu propia oscuridad, estoy aquí contigo, aunque no me creas, para apoyarte. Te invité a mi hogar porque creo que debes de aprender la mejor manera posible de bucear en tu ser interior, para meditar y descubrir cuál es tu manera de pensar y de actuar. —le respondió amorosamente Hécate--.


Y yo precisamente no necesito nada de esto, sólo quiero poder recuperar a mi recordada hija, a mi Perséfone.


- Deberás de aprender a consolidar el desapego en tus relaciones más próximas, soy consciente de que no es una tarea fácil, pero cuando lo consigas podrás existir sin tanto sufrimiento ni ansiedad, serás más feliz; … y ella, probablemente, cuando te vea así, desde esta nueva perspectiva, también lo será, la relación entre ambas fluirá. ¿Lo intentarás verdad, Deméter?


No te puedo prometer que conseguiré cierto resultado concreto, pero sí que lo voy a intentar, para mi no va a ser nada fácil. Gracias por escucharme, por guiarme.


- Lo sé, además esta respuesta tuya es muy esperanzadora. Por cierto, Deméter: ¿Tu hija debe de estar a punto de volver de su viaje de novios, no? .


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Texto de: Luisa Blanca


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*El mito de la transformación cíclica de la Diosa (también llamada Triple Diosa), tiene sus tres poderosos aspectos simbolizados en el Mito de Hécate (la Anciana-Sabia - cuarto menguante de la Luna-); de Perséfone (la Doncella -cuarto creciente de la Luna-) y de Deméter (la Madre -Luna LLena-)*