HÉCATE

HÉCATE
HÉCATE ...... antigua Diosa Madre que quedó relegada a los aspectos oscuros, subterráneos; Diosa de lo oculto, de la sombra, de las encrucijadas, del nacimiento y de la muerte, del renacimiento y de la transformación,... Sabia e intuitiva, la persona conecta con ella en aquel momento de su vida en el que se siente incompleta pues ha obviado su sombra, en pos de tener una apariencia y forma de ser socialmente aceptable, pues es lo que se espera de ella,.. lo cual la convierte en una especie de fantasma, ya que está físicamente y mentalmente presente, pero emocional y espiritualmente vacía.... ausente, en ciertos casos siempre rebelándose sin tregua ( lo que también es una forma constante de tener fijación por las reglas establecidas), sin saber verdaderamente quién es, le ocurre por haber renegado de esa parte tan necesaria, que debemos de complementar con nuestra luz. La mujer busca su Naturaleza Salvaje de manera instintiva en algún momento de su existencia, se busca a sí misma,.. y en muchas ocasiones, se encuentra. Y es allí donde aparece el arquetipo de Hécate, que la guía mostrándole el camino a seguir, no exento de recovecos a superar,... para finalmente hallarse.

martes, 10 de mayo de 2011

LA MUJER BISONTE BLANCO

Tras haber superado diversas pruebas existenciales, se percata de su capacidad de superación y piensa en cuál es la fuerza que la auxilió, que la acompañó, que la potenció.

La mujer entonces se vuelve más sensible a todo su interior, se siente. Se intuye, se conoce y se respeta.

Su pacifismo hace que vuele hacia otros rincones de su psique y de su intuición, que ya tenía hasta bien poco algo olvidados, y se percata que su rico mundo interior tiene que trascender a su propio cuerpo, ese recinto que la protege y  a  la misma vez, la limita.

Siente esa otra fuerza entonces, es su fuerza espiritual, cuyas posibilidades hacen que apueste por su curación y por extensión,  por la de los demás.

Ahí está su encuentro con la Madre Potenciadora, ahí se encuentra el mito de los Lakota-Sioux. Ella, tal como lo profetizó  hace más de 2.000 años, volverá.

Vuelve radiante La Mujer Bisonte Blanco.    

                   
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"Cuando una mujer ve por primera vez que se abre ante ella su camino personal, todo su universo cambia" Ethel Morgan

                         

RELATO INDÍGENA: "MITAKUÉ OYAS IN" (Todos estamos interrelacionados)



Tam,....Tam,....Tam.
Tam,..Tam.

... y así viene a mi memoria aquellos sonidos tan pausados, de particular cadencia y contundente ejecución, impronta acentuada con su tono de alerta y, a la vez, de sosiego.
 
Y así,... los voy repitiendo en mi imaginación, me acompaño con mi diafragmática voz, que de la misma segura manera, es la palma de mi mano derecha la que la hace reverberar, cuando ésta golpea seca y suavemente sobre la cobriza piel de mi escote, mi corazón, sus latidos acompasados, su fuerza.
 
Mi mano izquierda va marcando la alternancia del ritmo resonado sobre la mesa de mi escritorio.
 
Mis pies descalzos contactados sobre la vieja caja hecha de madera de frondoso árbol de las sagradas Colinas Negras de Dakota del Sur, en ella se apoyan esta vez para hacerla vibrar con el ánimo de despertarla. Tratan de buscar el acople perfecto para que cada movimiento diferente, de distinto proceder, quede orquestado de manera natural.
 
Y así,... me van transportando a los sonidos ceremoniales, profundos y amplificados del gran tambor sagrado de piel de búfalo, asemejándose al ritmo prenatal.
 
Y así,... desde la butaca de mi limitante despacho, mis ojos se inundan del lacrimoso fluido, emocionados, ante el recuerdo de mi adolescencia cuando me hacían llamar "La Que Vuela Hacia La Pradera", siempre huyendo hacia aquella, encontrando en su placentero verdor la sensación de libertad. Mis sueños de entonces, mis ilusiones infantiles, mis oportunidades, mis merecimientos que no fueron finalmente ni buscados ni hallados. Todo ello quedó aparcado cuando decidí no continuar con mi proyecto asignado, cuando me marché de aquel lugar forzadamente acotado, cuando no quería mirar hacia atrás ni reconocerme, ni mucho menos que me reconocieran por aquella pertenencia ancestral que formaba parte de aquella "subcultura".  
 
Y así,... ahora, sufriendo ésta honda desconexión que me ahoga la vida y el alma, vuelvo a ella, a mis orígenes, a mí misma, a mi esencia.
Por aquel entonces, la anciana guía espiritual de la reserva en que nos habían relegado, que la llamábamos "Ojo De Águila", me habló en cierta ocasión que fui a visitarla a su aún conservada "tipi", sobre los prejuicios que los demás tenían hacia nuestra tribu, asimilados desde siempre por los blancos y que siguen permaneciendo en sus estirpes. Y esa alienación era sutil, grave, tan hiriente, consciente e inconsciente a veces. Esto nos volvió tan desconfiados... que nosotros mismos seguimos jugando las mismas reglas del estúpido juego: El del poder. Pero si este proviene del exterior ya no es poder, es prepotencia.
 
Nuestro pueblo organizado, integrado en el paisaje natural, nómada por las hambrunas, aventurero, expuesto a los peligros potenciales, absolutamente preparados como temidos guerreros por nuestros enemigos, para saber hacerles frente desde la valentía y decidido arrojo hacia la lucha para la defensa de nuestras vidas y de nuestros víveres. Sabio, democrático, respetuoso con las tradiciones benévolas, con las personas integrantes del grupo, con la familia. Todo ello sin poder alcanzar grandes cotas de felicidad y relajamiento puesto que, en cualquier momento, podíamos ser atacados por aquellos que querían aniquilarnos, desterrarnos, despojarnos de lo que pudiésemos tener, dejándoles libre el territorio para su invasión, su codicia no tenía límites. Por si esto no les bastaba, también nos violentaron y arrebataron la vida.
 
Y así,... yo me pregunto, ya que éramos considerados salvajes ¿Eso es tan malo?. Y si lo era ¿Quién es aquí más salvaje que quién?
 
Ésa fue la parte de la excusa con la que nos invadieron sobre todo a lo largo del siglo XIX, en nombre de la civilización, en nombre de la paz. Que resulta una palabra y un discurso irónico viniendo de boca de sus "defensores". Se aniquilan pueblos en su proyecto de pacificación, genocidios para el desarrollo de una determinada cultura y raza, mensajes contradictorios de destrucción a través de la guerra y sus viles argumentos.
 
Nunca intentaron conocernos, crear lazos. Sólo conocen el dominio, violencia y sometimiento.

Ojo De Águila me enseñó que la verdadera naturaleza de las cosas no puede ser modificada a no ser que nos propongamos violentarla. No es necesario establecer una barrera, pues es suficiente con no estar pendientes de saber algo más, todo nos puede ser revelado con sólo estar atentos a ello.
 
Sus magníficas palabras me desconcertaban, no acertaba a comprender sus premisas, me invitó a relajarme con los sonidos que surgían de los elementos de percusión.

Tam,.... Tam,.... Tam.
Tam,.. Tam.

<< Mujer Bisonte Blanco >>
<< La Mujer Bisonte Blanco >>

>> La Mujer Bisonte Blanco ha venido a nuestra tribu Lakota para asegurarnos nuestra permanencia, aunque algunos no nos desean. Ella nos enseña a que no podemos luchar contra lo que ya está establecido. Esa fuerza superior que nos une a todos los seres vivos y nos conecta con el Cielo y la Tierra, con el Sol y la Luna, con el Fuego y con el Agua, con la Música y el Silencio, con la Noche y el Día, con el Frío y el Calor,... el Amor y el Éter.
 
>> Ella siempre viene a nosotros desde hace 2.000 años porque quiere que recordemos nuestra soberanía y la de todos los seres humanos que estamos en unión perfecta y armónica. Y aunque no estemos a salvo de envidias y agresiones ajenas, tenemos la capacidad y el amor suficiente para comprender su mandato.
 
>> Mujer Bisonte Blanco viene en representación de Wanka-Tanka, es el espíritu del Universo, del Todo. Trae consigo su amuleto sagrado, su símbolo, su presencia, su fuerza.
 
 
>> Siempre se quedará con nosotros, siempre en nuestra memoria, en nuestro pueblo y en nuestras almas.
 
>> Envuelta en una gran nube, asciende, se marcha. Se marcha, sigue su camino. Está contenta, aparece cuando debe, está presente cuando la necesitamos.
Tam,.... Tam,.... Tam.
Tam,.. Tam.
Y así,... sigo orquestando con mis pies, mis manos, mi voz, resonando toda yo; el recuerdo aquel sigue vivo en mí, siento vibrantes las mismas sensaciones que tuve en ese tipi Sioux. El símbolo de La Mujer Bisonte Blanco sería portado por las generaciones para que nunca perdiéramos nuestra identidad, sin integraciones y a la vez, sin separaciones. Siendo fiel a una misma, perteneciendo allá donde le corresponde estar y vinculada al resto, son sus enseñanzas. Su Sagrada Pipa de la Paz
estaría guardada hasta que la persona encargada de su protección estuviese preparada para hacer ese camino, el cambio de ella, el cambio de lo que le rodea, el cambio que viene,.. el cambio del Todo.

Y ahora sí,... estoy preparada, ella me acompaña, su fuerza me guía y mis pies hacen vibrar la vieja caja, resistente, sabedora de la sagrada reliquia que guarda en su interior y que permanece intacta, hasta que ha llegado el momento del movimiento. Del avance. Sin miedo. Desde mi plenitud, yo brillo. Y sonrío.

Tanm,.... Tam,.... Tam.
Tam,.. Tam.
Mitakué Oyas In.


Texto de: Luisa Blanca 

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" Nuestro mayor miedo, no es que no encajemos...
 
Nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada,
es nuestra Luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta,
empequeñecerse no ayuda al mundo,
no hay nada de inteligente en encojerse para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor,
todos deberíamos brillar como hacen los niños, no es cosa de unos pocos, sino de todos,
y al dejar brillar nuestra propia Luz,
inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo,
al liberarnos de nuestro propio miedo,
nuestra presencia libera automáticamente a otros...".


de la película "Coach Carter"

*TAM,....TAM.....TAM / TAM..TAM.* LOS SONIDOS DEL CORAZÓN


lunes, 9 de mayo de 2011

DE LA NACIÓN LAKOTA: EL CAMINO INICIÁTICO FEMENINO

Un mito Sioux, el de la Mujer Bisonte Blanco describe las siete etapas que sigue la mujer en su camino hacia la autorrealización. El origen del mito lakota es conocido como "El camino de la belleza" y es un ritual sagrado que dura toda la vida.


1. El camino de la hija. Este período comprende desde el nacimiento hasta la aparición de la primera regla. Todavía es una niña, física y psíquicamente dependiente, mentalmente receptiva, que absorbe todo tipo de enseñanza, ejemplo o estímulo que se le presenta. Si todas estas influencias exteriores son apropiadas, estructuradas y emocionalmente equilibradas, la niña desarrollará el equilibrio, respeto, dignidad y autoconfianza que luego necesitará como recursos para llevar una vida en armonía con todo lo existente.

2. El camino de la mujer. Abarca los años en que una mujer desarrolla la autoconfianza, aprendiendo a controlar su vida independiente de los adultos. Aprende a través de la experiencia personal, desarrolla sus propias respuestas emocionales y mentales y elige sus relaciones. Empieza a explorar su sexualidad y a construir su espiritualidad. Son los años en los que empieza a conocerse y, poco a poco, llega a ser una persona responsable y madura (en nuestra sociedad actual este período va desde la adolescencia hasta los 28-32 años).

3. El camino de la madre. Desde el punto de vista espiritual, el nacimiento de un hijo es el evento más importante de la vida de una mujer; ya que entonces entra a formar parte de la comunidad espiritual femenina. Al cruzar la frontera entre la vida y la muerte con el parto es recibida en la comunidad de las matronas, donde inicia la verdadera enseñanza. En el período de la madre aprende la disciplina del sacrificio: cuerpo, tiempo, psique, conocimiento, vida social, condición económica, relaciones y valores son puestos al servicio de los niños. Este pasaje, ambivalente como ningún otro, la empuja a superar todos los límites que tenia previstos. Aprende a controlar completamente su mundo, intentando armonizar sus necesidades individuales con las demandas externas que constantemente caen sobre ella; alcanza así el poderoso equilibrio entre realidad interna y externa sobre el cual se basa este ritual sagrado. En el camino de la madre, la vida espiritual de la mujer pone sus raíces y florece: no hay que olvidar que en muchas culturas antiguas el dar a luz simbolizaba para la mujer una iniciación.

4. El camino de la recogedora y el de la ritualista. Ambos caminos son tan antiguos como la raza humana. Recoger es una disciplina que requiere respeto antes que nada; desarrolla poderes especiales de observación y discernimiento en el conocimiento de las estaciones, del clima, de la astronomía y de la curación. Armada únicamente de conocimiento, de intuición y de oraciones, la mujer recolecta gran cantidad de plantas y de sustancias minerales para la cocina, la magia, la higiene y la cosmética. La recogedora tiene que conocer perfectamente dónde y cuando encontrar lo que necesita, la forma más adecuada de conservar, almacenar, preparar las sustancias y utilizarlas en condiciones que resulten eficaces e inocuas. Una Mujer Medicina nativa nunca aplica el mismo remedio al mismo síntoma físico en distintos pacientes, ya que trata al ser en su totalidad. Para ella “hacer medicina” es conocer al paciente, a su familia, su condición espiritual, mental, física, ambiental y social, y cómo combinar todo esto en el proceso de curación.La aspirante-chamana es también muy consciente del espíritu que hay tras la planta, roca o cristal usados en el tratamiento, a los cuales hay que dar las gracias por la ayuda que le están aportando.

Esta parte del trabajo de una Mujer Medicina se caracteriza por la tensión espiritual, aunque no tan intensa como en su primer parto, sus primeras reglas o su responsabilidad de mujer joven de aprender a respetar a los demás (humanos e inhumanos) y a sí misma. Una Mujer Medicina que no consigue equilibrio, responsabilidad y ser consciente puede suponer un desastre para toda la comunidad, porque el poder de la mujer es grande, y cuanto más desarrolle la disciplina y la devoción, más aumentará su poder.

Las mujeres que siguen el camino de la recogedora y de la ritualista tienen que ser interiormente seguras, estar profundamente preocupadas por la vida espiritual del planeta y ser capaces de sacrificar su trabajo y su ego por el bien de la comunidad.

La ley espiritual básica que la mujer aprende en el camino es que la aspirante a chamana da y da mucho tiempo antes de recoger, aunque sólo sea poco, y todo lo que obtiene de su duro esfuerzo y pruebas personales lo tiene que utilizar en alimentar y fomentar la vida.


6. El camino de la maestra. Aprendiendo, experimentando, alimentando y trabajando la mujer alcanza la edad en la cual se vuelve transmisora de sabiduría espiritual y social. Es compartiendo con los demás las técnicas, las teorías y las experiencias que ha vivido como llega a ser una maestra.

Entra en la menopausia tan profunda y madura como la fruta, como la flora. Si ha seguido los caminos descritos anteriormente con armonía entrará en el reino de lo sagrado como miembro de la comunidad cósmica, derecho que se ha ganado a través de su trabajo, sacrificio y devoción. En este momento puede elegir su campo de acción puesto que es una Mujer Medicina, aunque existan otras formas menos obvias de llegar a serlo. Puede elegir la política, el servicio público o cualquier otra profesión; practicará de una forma sana y espiritual todo lo que decida ser. También puede escoger quedarse aislada o ser una abuela, continuando con sus nietos, sus bisnietos o bien otros niños sin hogar ayudándoles a crecer y educándolos.

El modo en que una anciana enfoque su habilidad y su sabiduría depende de la naturaleza del trabajo espiritual hacia el cual ha sido conducida. Gran parte de su enseñanza se transmite a través del ejemplo; ella es un modelo para las mujeres más jóvenes en el camino, y su presencia y esencia revitalizan y enriquecen la vida de su comunidad entera.


7. El camino de la sabia. Alcanzada la vejez, la chamana entra en el período de la maestría, habiendo desarrollado una verdadera sabiduría. El sentido del equilibrio que caracteriza al universo es ahora parte profunda de ella, así como el sentido del humor. Está en contacto directo con hechos naturales y sobrenaturales, siendo capaz de aceptar sus directrices. La esfera de su trabajo ha trascendido su ser personal y privado, su familia; su comunidad se extiende ahora hacia las estrellas. Es un ser sagrado: es completa.

Los siete caminos proporcionan a la mujer la fuerza, la disciplina y la profunda conexión que necesita para canalizar el poder espiritual sin causar daño a sí misma ni a los demás. Le ayudan a desarrollar humildad, orden, respeto dignidad y el sentido de cuidar a toda criatura, dándole una profunda comprensión de sí misma en los aspectos interiores y exteriores.

Existen otras formas de autorrealización, pero este bellísimo ritual nos recuerda que no hay que quemar etapas sino vivir con entrega y aceptación todas las experiencias que nos llegan, sean aparentemente buenas o malas, porque es lo que nos toca vivir, y probablemente es lo mejor que nos puede pasar. A menudo las grandes enseñanzas las encontramos en la pequeñas dificultades diarias, por esto el “camino de la madre” es la etapa más difícil en la vida de una mujer; es el sacrificio del ego y el aprendizaje del amor no egoísta, requisitos esenciales para el desarrollo de una conciencia espiritual y cósmica. Estos siete caminos son los de toda mujer que quiere incrementar su poder espiritual a través de toda una vida, recordando que cada prueba o dificultad que vamos superando es un paso más que vamos dando en nuestro viaje hacia la totalidad.



Extracto de Clara Castelloti del libro "Madre Tierra, Hermana Luna".